La industria alimentaria y la salud de nuestros hijos
Vivimos en una sociedad muy influenciada por los mensajes que nos llegan a través de los medios de comunicación. La publicidad afecta a nuestro comportamiento y hábitos de consumo, y son los más jóvenes los que menos defensas tienen frente a estos mensajes.
La obesidad, asociada a todo tipo de problemas de salud (diabetes, problemas cardiovasculares...) y que disminuye la calidad y esperanza de vida, se conforma desde niños y se transmite a través de los mensajes publicitarios. Podría decirse que televisión e internet producen obesidad en la población.
Estudios recientes han calculado que un niño recibe de promedio 7.500 impactos anuales de mensajes publicitarios que le animan a tomar un producto que no es saludable. Los publicistas saben como crear mensajes que asocien el producto con sensaciones y emociones consideradas como positivas por el niño (muchas veces asociándolo a un personaje de dibujos o persona famosa a la que admira).
Suele ocurrir que el alimento es anunciado desvirtuando la realidad, se dice que tiene algún componente relacionado con la salud, pero ocultando el resto de elementos poco recomendables (publicidad engañosa). El 75% de los anuncios de alimentos para niños son de productos con altos contenidos de azúcares, grasas saturadas e hidrogenadas y sal.
Desgraciadamente en nuestro país la legislación no nos protege de la forma debida ante este problema. Los legisladores deberían de reaccionar cuanto antes para velar por la salud de los ciudadanos, en especial por la de los niños.